Drama, terapia y círculos infinitos: una guía exprés para no avanzar
¿Realmente estás creciendo o solo te estás revolcando con estilo?
Ayer me explotó el cerebro.
No literalmente (todavía), pero sí de esa forma que te deja mirando al techo, juntando piezas de conversaciones, posts y pensamientos como quien arma un puzzle sin saber qué dibujo saldrá al final.
Tres cosas llegaron a mí —una amiga, un post de Instagram y una reflexión interna medio tragicómica— y todas, aunque distintas, apuntaban al mismo lugar:
Estamos usando herramientas que supuestamente nos empoderan… para quedarnos cómodamente atrapadas.
Y hoy te quiero hablar de eso. Porque si nos vamos a estancar, por lo menos que sea con conciencia y un poco de gracia.
1. Terapia sin final: el club exclusivo del “todavía no estoy lista”
Amo la terapia. Me ha ayudado a entenderme, a sanar, a tomar decisiones difíciles… y a darme cuenta de que no todo era culpa de mis padres.
Pero últimamente noto un patrón que me preocupa:
personas que ya no van a terapia para avanzar, sino para tener una excusa refinada para quedarse donde están.
Es como un loop infinito de “en cuanto resuelva esto, ya podré…”
Y sorpresa: siempre aparece “esto” en una nueva versión, con más capas y más flashbacks emocionales.
¿Estamos usando la terapia para crecer, o para seguir revolcándonos con estilo?
¿La estamos usando como una linterna… o como una fogata en la que quedarnos calentitas hablando de lo mismo una y otra vez?
Y no me malinterpretes: cuestionarse es maravilloso.
Pero si llevas 17 años explorando la misma herida con lupa, igual es hora de guardar la lupa y salir a vivir.
2. Círculos de mujeres… o de dramatización colectiva
Esto también lo tengo que decir con amor (y un poco de nervio).
Hay círculos de mujeres que son oro puro: espacios de sostén, inspiración y conexión real. Pero hay otros que se han convertido en una especie de club de lectura de traumas sin desenlace.
“Yo sufro, tú sufres, todas sufrimos.”
Se comparte desde el corazón, sí, pero con un subtexto sutil:
el dolor como credencial de pertenencia.
Y claro, salir de ahí puede sentirse como traicionar al grupo. De hecho, muchas veces hay personas que temen que su vida vuelva a ser bonita, por miedo al rechazo.
La pregunta es:
¿estamos construyendo comunidad sobre la base del dolor… o sobre la base del cambio positivo?
Porque sostenerse está bien.
Pero también se vale mirarnos a los ojos y decir:
“Vale, ¿y ahora cómo creamos algo mejor juntas?”
3. Inteligencia artificial y el apocalipsis emocional colectivo
El tercer disparador vino de un post de Proyectario (si no la sigues en ig, ve a seguirla ya mismo), en el que compartía info sobre la tendencia de preguntarle a una IA cómo destruir a las próximas generaciones.
Las respuestas obviamente son escalofriantes, porque muchas de ellas son realidades que estamos viendo suceder con nuestros propios ojos (como la adicción a las pantallas, la debilitación de la comunidad y la falta de criterio personal).
Pero luego Proyectario hizo el verdadero experimento: hacer la pregunta inversa:
¿Cómo crear las generaciones más felices y prósperas del universo?
Y la respuesta fue igual de potente.
Solo que… por supuesto no genera tanto drama. Ni tantos likes.
Porque se ha vuelto más fácil imaginar el colapso que la construcción.
Más cómodo compartir el miedo que la esperanza.
Quizás siempre ha sido así, porque seamos claras: destruir cosas lo puede hacer cualquiera, pero construirlas… para eso hace falta ingenio, esfuerzo, creatividad y consistencia.
Pero oye…
quizás también es momento de entrenar el músculo del entusiasmo.
De mirar lo que sí está floreciendo, incluso si aún es algo incipiente.
De aprender a construir, aunque sean cosas pequeñas.
El punto de todo esto
No se trata de dejar de sentir.
Ni de huir del dolor, ni de negar la complejidad.
Se trata de entender que todas estas herramientas —la terapia, las comunidades, la tecnología—
pueden ser puertas o cárceles.
Y muchas veces, lo único que define eso es la cara de la moneda que decidimos mirar.
Podemos vivir revolcándonos con estilo en nuestros bloqueos.
O podemos elegir, con compasión pero también con valentía,
empezar a caminar hacia otra cosa.
Algo más ligero.
Más genuino.
Más nuestro.
Y eso, también es espiritualidad.
También es sanación.
También es crecer.
Inteligencia artificial y el apocalipsis emocional colectivo - super cool esta sección Andre!
Sinceramente uno puede escoger que quiere ser, si constructor o destructor, y (en mi opinión) hay una línea bien fina entre ser constructor y la positividad tóxica , pero siendo realista siempre hay puertas y cárceles como dices tu, y con criterio puedes decidir cuántas rejas son puertas o cuántas son cárceles en tu vida.