El Arte de Il Dolce Far Niente
Solicitado nuevamente por mi cuerpo a través de virus interminables
Llevo casi un año coleccionando virus como quien colecciona imanes de ciudades.
Gripe. Otra gripe. Algo raro que parecía alergia, pero no. Otro virus. Tos eterna. Mocos en agosto. Y luego otro gripazo más, porque el cuerpo dijo: “¿Y si esta semana también?”
La semana pasada volví a caer. Y aunque me reía en casa diciendo “es que claro, los niños pequeños son granjas de virus”, lo cierto es que en algún momento dejé de prestarle atención a un detalle importante:
No es normal estar así todo el rato.
Y sin embargo… lo normalicé. Lo metí en la agenda. Lo adapté. Fui a trabajar con fiebre. Jugué con mi hijo medio zombi. Cociné, escribí, acompañé a clientes mientras mi sistema inmune me gritaba desde lejos:
“¿Te vas a enterar ya o necesitas otro virus más?”
Obviamente fui al médico.
Me escuchó, me miró la garganta, me auscultó. Y me dijo con esa paz que a veces me genera violencia pasiva:
— No tienes nada.
Wow! Qué alivio, ¿no? Saber que todo este cansancio, esta tos existencial, esta voz de ultratumba… son pura imaginación.
Una fantasía vírica.
Una forma artística de llamar la atención, supongo.
Pero no.
No tengo nada… salvo la creciente sospecha de que sí tengo algo que nadie está mirando.
Ni los médicos.
Ni yo.
Porque entre pañales, reuniones y seguir funcionando como si nada, se me ha olvidado hacer lo básico: escucharme.
Así que esta vez he decidido volver a mis reíces hippies! jajaja
He pedido cita con mi acupunturista.
La única que no me mira como si fuera un informe médico con patas.
La conocí cuando estaba en un trabajo nefasto y sus tarifas eran casi impagables para mi, pero realmente me cambio la vida durante embarazo.
Mientras el mundo me analizaba (literalmente) mes a mes entre extracciones de sangre, ecografías y pruebas de glucosa, ella fue la única que me miró a los ojos y me preguntó con sinceridad:
— ¿Cómo te sientes?
Y no era una pregunta de cortesía.
Me escuchó. Me tocó el pulso. Me habló de mi energía, de mis ritmos, de lo que estaba sosteniendo más allá del útero.
Y me trató. No solo el cuerpo. Me trató a mí.
Así que vuelvo a ella.
Porque si hay alguien que puede ver lo que ni yo veo ahora, es ella.
Y porque sé que este virus es la punta del iceberg de un cansancio que ya viene con deuda emocional.
Y sí, se me va el presupuesto del mes.
Y sí, seguramente me mandará unos suplementos, me pondrá agujas en sitios rarísimos y hará su magia corporal-energética.
Pero ya sospecho que, además de todo eso, me va a decir algo aún más difícil para mí: que descanse.
Y ahí es donde me entran los sudores fríos.
Porque descansar no se me da especialmente bien.
Puedo parar físicamente, sí… pero mi mente sigue haciendo la compra, la lista de tareas y un repaso por todas las cosas que debería estar haciendo mientras me “relajo”.
Y sospecho que ahí está el verdadero virus.
El que no sale en la analítica.
El que se disfraza de productividad, de responsabilidad, de “ya descansaré el finde”.
Por eso esta vez no quiero un diagnóstico.
Quiero un permiso.
Quiero escuchar ese “descansa” no como un consejo, sino como una medicina.
Y creérmelo.
Y hacerlo.
Aunque sea incómodo. Aunque no esté en oferta. Aunque no esté en mi naturaleza.
Porque, dime tú:
¿En qué momento olvidamos el arte de il dolce far niente?
¿Cuándo dejamos de disfrutar sin tener que estar al borde del colapso para merecerlo?
Si tú también estás en un momento similar, puedo decirte algo que me dije a mi misma esta semana:
Tu cuerpo no necesita un escáner.
Necesita que lo escuches.
A veces con agujas.
A veces con un sofá.
Y siempre, siempre, con un poco más de compasión.
Mientras tanto...
Si todo esto te ha despertado curiosidad (o te ha hecho pensar que quizás tu cuerpo también necesita algo más que ibuprofeno y fuerza de voluntad), te dejo aquí algunos recursos interesantes sobre la acupuntura, por si quieres explorar este mundo desde la calma y la apertura:
¿Qué es la acupuntura y cómo funciona?
Una explicación detallada sobre la acupuntura y sus aplicaciones en el tratamiento del dolor y otras afecciones. Wikipedia, la enciclopedia libreBeneficios de la acupuntura según el Boston Medical Center
Información sobre cómo la acupuntura puede estimular diferentes puntos del cuerpo y sus beneficios potenciales. Boston Medical CenterAcupuntura médica: mecanismos de acción
Un análisis de cómo la acupuntura estimula el sistema nervioso y los efectos resultantes en el cuerpo. Wikipédia, a enciclopédia livreThe Healing Point
Un espacio donde se exploran temas relacionados con la acupuntura, la medicina tradicional china y el bienestar integral. Puedes escucharlo aquí